Malvín le ganó por un doble a Biguá, en el alargue.
Meira pudo haberlo liquidado en el tiempo reglamentario.
Fernando Martínez, un jugador clave en el equipo de la playa, jugó con una mano fracturada. Los médicos le pedían que no jugara, la hinchada lo aplaudió por su actitud de bancarse el dolor y defender igual al equipo.
Martínez jugó 5 minutos del tercer cuarto. Perdió una pelota, hizo un foul, y ni siquiera miró el aro. Tuvo una valoración de -2. Seguramente se haya dado cuenta de que jugar con la fractura, no era una buena opción.
Probablemente vuelva a jugar el partido que viene. ¿Por qué? ¿Para qué?
El problema acá no es de Martínez. El problema es que acá se valora estúpidamente una cualidad ficticia: la garra.
La hinchada valora mucho esa cualidad. También los malos técnicos, como Pablo López.
Martínez, que es un jugador símbolo para su equipo, seguramente se sienta obligado a jugar como sea, mientras pueda mantenerse de pie.
Ahora, dejando de lado toda la irracionalidad y la falta de sentido común del basket de acá, la pregunta es ¿al equipo le sirve?
En la lista de jugadores de Malvín, Martínez y Fitipaldo son los dos bases naturales con más minutos en el equipo (Izuibejeres es 2). El tercer base es Emiliano Giano, que casi no jugó durante el año. En el pasado reciente, Giano tuvo rendimientos razonablemente buenos con Sporting y Ferro en la Liga, y con Welcome y Capurro en el Metro.
¿Giano al 100% es menos que Martínez al 30%?
Si cuando se lesiona un titular, el suplente no es tenido en cuenta ¿para qué entrena?
Pablo López se olvidó de Giano. Este punto lo ganó igual... en el próximo puede no tener tanta suerte. Al enano ahora le toca descansar.
López: dale una oportunidad a Giano.
